Bueno, bueno... esta mañana conseguimos la Compostelana (Stephane, el francés y un servidor)... Stephane el modelo Religioso y yo, el modelo agnóstico-ateo... que le vamos a hacer... Se ve que hacen dos modelos de Compostelana, una para creyentes y otra pa los paganos... por cierto, la Compostelana religiosa es más bonita... ¡si lo sé, miento como un vellaco!. Stephane, sin mentir, y le dan la Religiosa por equivocación, o sea que el tío cristiano-creyente-practicante, todos los pecados perdonados, ¡y por error!. Ay que ver como está el mundo!!!. Aunque pensándolo bien..., no quería que me perdonaran algunos pecados del pasado... con lo que me costaron y lo que disfruté!, como para ahora borralos sin más!...
La misa de benedicción en la Catedral estuvo bien. Y el achaque a Santiago, y todo... Pero yo, iluso de mi, esperando ver en marcha el botafumeiro, parriba y pabajo y deleitarme con ese olor a incienso que tanto me gusta.... ¡Coña!, se acaba la misa y nos dicen que ya podemos irnos en paz, y yo le pregunto a Javier, de Ponferrada, que es amigo del Camino y de esto entiende. ¿Oye, Javier?, ¿y el botafumeiro?. Y me dice, ¡¡¡no hombre!!!, si no lo pagas no va... ¡¡¡Ah!!!, pues digo yo, será la voluntad... ¡Qué va!, normalmente cuando viene alguna asociación, si paga los más o menos 600 euros que vale, entonces lo menean. ¡Joder! Estuve pensando, por un momento, formar una fast-asociación de 600 almas que pusieran un euro cada una, pero me había prometido no montar ninguna (asociación) durante el Camino...
¡Qué todo el mundo esté tranquilo!, el Padre Prior no va a desaparecer todavía, el Camino sigue a Fisterre, y quién sabe dónde va a llegar!!!...
PD: El Pulpo de Ezequiel, de primera!!!, aunque el precio también es de Primera...
CAPÍTULO V: La Expulsión
Después de varios días de deliberación, el Gran Funcionario Fabio, había tomado una decisión, y así se la había comunicado, por escrito y triplicado, al Padre Prior, que seguía sin aparecer... Una vez finalizado su menester, Sir Fabio había vuelto a sus clases de Capoeira y Lambada para iniciados, actividad que le relajaba en horas en qué sus servicios no eran requeridos.
Cuando había pasado justo una semana del terrible salto, estilo carpa, del francés, salió publicado un ban en la Cartelera oficial de la Catedral, firmada por el mismísimo Padre Prior, que decía así:
"Se expulsa por diez años y un día al francés Lord Stephane Mor, de la Diócesis de la Catedral de León. A partír de este momento, el Lord Stephane Mor será conocido com el francés errante, sin patria ni nombre que le pueda identificar. Será despojado de sus biénes, y sólo se le concederá una pequeña bolsa con treinta monedas de plata, para que así pueda iniciar su andadura errante".
Cuando fueron a buscar al francés, en su cárcel-bodega improvisada, para comunicarle la noticia, éste fue encontrado en un claro estado de embriaguez, y se tomó la noticia con una sonrisa de oreja a oreja. Cogió la bolsa con las treinta moneda de plata, e inició su marcha sin más. Con el tiempo se supo, que el Francés Errante siempre había querido iniciar un viaje de estas características, pero que sus obligaciones como intelectual de la Diócesis no le habían permitido, ni tan siquiera soñarlo...
¡Ya lo he decidido!. ¿Qué has decidio?. Voy a investigar la relación entre la desaparición del Padre Prior y el cambio en Sistacs... ¿Pero tu, renacuajo, qué vas a investigar tu?. Pues ya lo verás, ¡no pienso quedarme de brazos cruzados!. ¿Dónde vas?. Me voy al Claustro, voy a subir por la escalinata prohibida. ¿¡Qué vas hacer qué, depravado?!. Voy a subir!, ¿te vienes, o te vas a cagar como siempre?. Será posible, em mierda éste... ¡Quiéres esperarme!. ¡Venga, vamos!
Santa Mari Carmen de Guadix y Sor Cristina llevaban tres días encerradas en los aposentos de la malagueña, y la cosa empezaba a oler mal, (en un sentido literal se entiende)... pero nadie sabía nada acerca de cómo iban las conversaciones... Todos los invitados a la Gran Inauguración ya habían regresado a sus tierras, aunque todos habían guardado la entrada, por si acaso. San Román, patrón de los carruajes con carnet, y la patrona de los anónimos llevaban varios días intentando reorganizar el descalabro. El inversor del Spa, el judío-jesuita empresario de la Pepsi, había pedido Real Consejo a Doña María de Burgos, miembro del Consejo de Cuentas del Reino, para ver qué posibilidades había de rentabilizar y sanear la inversión en estas condiciones.